La representación de una mujer trans como figura santa invita a cuestionar y resignificar los roles tradicionales de género y clase. A través de esta imagen, se abre un espacio simbólico donde identidades históricamente marginadas pueden habitar lo sagrado y ser reconocidas con dignidad. Este retrato surge como una reinterpretación inspirada en la galería Vírgenes de la Puerta de Juan José Barboza-Gubo y Andrew Mroczek, donde lo espiritual y lo político se entrelazan para reivindicar la diversidad.